La tranquilidad murió ese mismo día. En los pocos segundos que le había llevado al extraño visitante atravesar nuestra prístina atmósfera y terminar su travesía sobre las arenas de Lymorsch, todo cambió. Los hombres de las tribus nómadas despertaron tras el estruendo del impacto y, cegados por su potencia, se vieron obligados a huir tras el violento despertar causado por la estrella caída.
Ingen, el Puerto Franco y joya del Mar de Kuotes, ofrece refugio a los aventureros y seguridad a los navíos de todas las nacionalidades. Construido sobre los restos de ruinas antiguas, el puerto original se expandió durante los siglos para dar cabida hasta a los barcos de mercancía más grandes. Durante las últimas tres décadas, la renovación de la parte alta de la ciudad ha hecho que este puerto haya pasado de ser un puesto de compraventa regional al centro de comercio más visitado del sur de Rytan.
El Faro Dorado es el punto de referencia del Puerto Franco de Ingen. Este vigía salvavidas, siempre brillante entre las olas e incluso la más densa de las nieblas o la más poderosa de las tempestades, guía a los marineros de todo el mundo para que atraquen en el puerto sanos y salvos.
El distrito de los mercaderes se alza por encima de los barrios bajos en los cuales se escucha constantemente el bullicio de gente típico de los puertos marinos más transitados. El pescado recién capturado y las frescas piezas de caza se cargan rápidamente en barcos de mercancías y se envían por mar a otras tierras. Mediante los impuestos de exportación, las tasas portuarias y las facturas de venta, las autoridades del Gremio de Mercaderes aseguran la prosperidad de la villa al mismo tiempo que facilitan la importación de numerosas riquezas procedentes de países lejanos. Con exóticas sedas y exquisitas especias a pie de calle, los habitantes de Ingen realmente no carecen de ningún lujo.
Los habitantes del Puerto Franco de Ingen viven felizmente ajenos a la creciente amenaza de los goblins Rengot y otros seres despreciables que merodean en las afueras de la ciudad, y sus costumbres no han cambiado mucho durante los últimos cien años. No obstante, el reciente influjo de aventureros que abarrotan la zona en busca de fama, gloria y riquezas ha supuesto una bendición para los mercaderes, restauradores y taberneros locales, quienes están profundamente agradecidos. Con sus tiendas y puestos que ofrecen la más amplia variedad de mercancías, provisiones y artículos de lujo, cualquier buscafortunas puede hacerse con el equipamiento necesario para adentrarse en la Llanura de Teress y más allá.