Tras el más que notable primer episodio de The Walking Dead tenemos ahora entre manos el segundo. Starved for Help repite aciertos y errores de la primera parte, y cuaja otro notable videojuego sobre los caminantes y, especialmente, sobre los supervivientes y sus peripecias. Más decisiones, dilemas morales y, una vez más, una muy buena historia.
Cuando todo el mundo esperaba que con una IP sobre The Walking Dead se realizara un videojuego de acción, sorprendió que fuera Telltale Games quien se hiciera con el desarrollo de la marca... Algo que garantizaba tener entre manos un lanzamiento muy atípico y que muy probablemente tomara la forma de una aventura gráfica de corte nada convencional. Así recibíamos hace unas semanas el primer capítulo de esta serie de The Walking Dead para PC, Xbox 360 y PlayStation 3, un título donde importaban mucho más las relaciones entre los supervivientes que el acabar con los zombies.
Ahora sus responsables lanzan el segundo capítulo, y la idea es la misma. Hay pequeños cambios y ajustes, y tecnológicamente el juego es más problemático que el original, pero lo que prima es la importancia de las consecuencias que arrastran todas y cada una de las decisiones que tomamos en la primera parte y que tienen aquí importancia capital y directa.
Juez y Jurado:Este Starving for Help da comienzo unos meses después de los acontecimientos del primer episodio, concretamente tres, y vuelve a ponernos en el pellejo de Lee Everett: el héroe del primer capítulo. Regresa también Clementine, la pequeña a la que debemos proteger, y nos juntaremos con un grupo de supervivientes que se reunieron en un motel de carretera en el que están atrincherados para defenderse de los muertos vivientes. Hasta ahí lo conocido, pero comenzaremos a ver nuevos personajes que se presentan, y que trastocan de alguna manera el orden que había establecido.
Los hechos, en los que no entraremos en demasía para evitar cualquier tipo de spoiler, acaban haciendo que el grupo se desplace a otro lugar. Ahí comenzarán los problemas, y como los que probaron el original ya sabrán, la experiencia mezclará exploración con algunos combates para acompañar el componente fuerte del programa: los diálogos.
En el Episodio 2 de The Walking Dead tenemos el aliciente extra de que si jugamos al capítulo anterior nuestras decisiones se respetan, y es que recordamos que una de las claves de la serie es que cada decisión tiene su consecuencia. No vamos a entrar en descripciones excesivamente detalladas de la experiencia jugable, explicaciones para las que emplazamos a los aficionados a consultar el análisis que llevamos a cabo sobre A New Day: el episodio precedente, pero sí insistiremos en lo importante.
The Walking Dead: The Game no se centra en la acción tampoco en el caso de Starved for Help, sino por entero en la toma de decisiones y en las conversaciones con otros supervivientes. Hay escenas de acción, sí, pero se ejecutan de una forma muy automatizada y no son tan trascendentes como una mentira, como la decisión de dejar atrás a un amigo en lugar de a otro o como un diálogo crítico con un algún personaje. La rejugabilidad vuelve a ser una clave en el programa dado el interés que su potente argumento despertará en el jugador a la hora de comprobar qué pasa en la aventura tomando tal o cuál opción, e incluso qué pasa en el segundo capítulo si cambiamos nuestras elecciones en el primero.
Aquí hay montones de alternativas que se presentan al jugador en diferentes momentos clave de la aventura, y algunos de ellos con resultados muy dolorosos. Repartir la escasa comida entre los supervivientes que quedan es un buen ejemplo de ello, y a menudo deberemos escoger entre lo que es importante para el grupo y lo que puede granjearnos la antipatía del resto. Dependerá mucho de cada jugador y de nuestra capacidad para sortear lo que para algunos será un gran impedimento, el completo inglés en el que llega el juego a nuestro país, pero si conseguimos sumergirnos en la experiencia y sentir que somos de verdad el protagonista, tenemos una experiencia intensa como pocas entre manos.